Por Catalina Neira y Marco Águila
Isla Mocha es uno de esos lugares que te transporta a leyendas e historias de antaño, cuando la naturaleza guiaba nuestra vida como especie y traspasamos esa conexión y sabiduría a través de relatos orales como el de las Trempulkahues. Isla Mocha es el abalón de las historias del Rey Arturo, sin embargo, la diferencia radica en que la Isla es real, las ballenas blancas también lo son y así lo delata la historia que fue plasmada en las páginas del NY Times, plasmando esas palabras que dieron origen a la mítica historia de Mocha Dick. Ese reportaje inspiró a Melvin, quien luego dio origen a la novela que dio vida a uno de los seres míticos más temibles de los mares y con gran fama mundial, Moby Dick.
Desde siempre la Isla Mocha ha estado envuelta en un halo de misterio que provoca la curiosidad del ser humano. Para los mapuches lafkenches es un lugar sagrado donde las almas de los guerreros y autoridades ancestrales del pueblo una vez fallecidas van a descansar hasta que en un futuro se les vuelva a invocar para defender la Mapu y guíen al pueblo hacia la victoria o una nueva etapa. Para piratas y corsarios fue un lugar donde podían refugiarse de tormentas y para balleneros este fue el lugar donde debían navegar con atención para no toparse con Moby Dick. Y para la flora y fauna este fue un lugar de refugio y nuevas relaciones donde coevolucionaron y han mantenido esas relaciones hasta nuestros días. Si bien el humane llegó nuevamente a la Isla hace casi 1 siglo y medio, esta ha sido poco estudiada en términos de biodiversidad y riqueza de flora, fauna y funga. Por lo cual, hasta hoy sigue siendo un lugar donde la exploración vuelve a ser fascinante pudiendo, probablemente, encontrarse nuevas especies, no descritas o identificadas.
El reconectar con los territorios es reencontrar la belleza, el asombro y sentirse parte de un hábitat único. Esto es parte de lo que Fundación Regenerativa ha propuesto para reconectar a las personas con el territorio que cohabitan junto a otros seres, integrandolos a los saberes colectivos para que sean base de los aspectos bioculturales de la población. En este contexto fue que apoyamos a una joven investigadora de Cañete (Cata) quien quiso explorar y aportar con nuevas metodologías de muestreo para encontrar a uno de los habitantes más escurridizos de la Isla, el cual se creía extinto, el Degú de la Mocha (Octodon pacificus) y de esta manera aportar al conocimiento e incentivar a la exploración. Así, Catalina nos ha querido compartir este relato de su experiencia.
La experiencia de Catalina en La Isla Mocha
A inicios de 2024, tuve la fortuna de contactar a Marco de Fundación Regenerativa, para compartir una idea que había estado germinando en mi mente: la prospección de la especie Octodon pacificus, conocido como el Degú de Isla Mocha. Esta especie, que se creía extinta, despertó mi interés y mi deseo de liderar su búsqueda. Marco, con su espíritu colaborativo, no solo me escuchó atentamente, sino que también consiguió agendar una reunión con CONAF regional del Biobío (Francisca Ravanal, Julián Reyes, Francisco Astete y Jaime Herrera). Durante la reunión, mi propuesta de investigación fue bien recibida y de inmediato ofrecieron su colaboración para llevar a cabo esta búsqueda.
Inicialmente, mi objetivo de encontrar esta especie era para formular mi tesis de pregrado, algo que actualmente se encuentra en pausa. Sin embargo, sigo buscando docentes o instituciones interesados en realizar estudios genéticos para la conservación del Degú de Isla Mocha y, desde luego, desarrollar otros estudios derivados. Encontrar al Degú y conocer su ubicación es solo el primer paso para sentar las bases de su conservación, algo que como científica en formación tengo muy claro.
Quisiera destacar un aspecto que muchas veces olvidamos como profesionales en el área de las ciencias: la conexión con la sociedad. Lo que permitió llevar a cabo esta actividad fue precisamente la conexión con las personas: transporte, alojamiento, alimentación, datos de posible avistamiento, el amor por el cuidado de la Isla y preservación del medio ambiente. Detrás de este gran hallazgo hay toda una historia que facilitaron la conexión con Isla Mocha y sus habitantes, con patrones culturales y sociales que se hicieron presentes y que, como fruto, dieron el hallazgo de la especie.
Esta exploración fue lo más cercano a sentirse como una naturalista del siglo pasado, esperar el buen tiempo para poder embarcar en un bote atravesar a la Isla, devolverse en avioneta, estar sin electricidad en las noches, estar todo el día en labores de campo, recorrer la Isla y poder encender el mar, volver a revisar las trampas y ¡Plaff! Degú de la Mocha. Creo que esa emoción se vio magnificada al poder compartirla con mis amigos y colegas de trabajo, Valentina y Francisco, ambos biólogos ambientales, quienes llevaron a cabo la metodología de trabajo junto al equipo de guardaparques y jefe de sección de conservación de CONAF (Jaime, Francisco y Julian). Sentir que una idea puede movilizar y lograr apoyo, gestión y financiamiento de organizaciones como Fundación Regenerativa y en especial de mi familia, quienes con gran esfuerzo acompañan y apoyan cada paso que doy en mi formación profesional.
Regeneración es colaboración
Este viaje no solo ha sido sólo lleno de alegría por encontrar una especie que se creía extinta, sino también una experiencia profundamente humana, demostrando que el trabajo colaborativo y multisectorial donde la ciencia, organismo público, fundación y la comunidad se coordinan y logran resultados hermosos que tienen gran impacto local y en el conocimiento de nuestro territorio. Hoy la conservación del Degú de Isla Mocha es solo el comienzo de un camino lleno de descubrimientos y conexiones significativas.
El paradigma de la regeneración que proponemos nos invita a la exploración, volver a indagar nuestro entorno, asombrarse, reconectar con la naturaleza y volver a encontrarnos a nosotrxs mismxs en este viaje. En esta expedición en busca del Degú de la Mocha la colaboración es parte fundamental de lo que proponemos y que se tradujo en el hallazgo que nos comparte Catalina. Gracias a esto se ha logrado fotografiar por primera vez en la historia a esta especie viva, proporcionando valiosa evidencia visual de su existencia y hábitat. Todo un logro que permitirá generar más información para la conservación de la Isla y junto a especies como la Fardela Blanca y Sapito de la Mocha, entregar una mayor identidad a esta bella Isla y así los mochanos podrán decir que ¡Son tán mochanos como el Degú de la mocha!
Les compartimos las fotografías y un bello video con el relato de Catalina y Julián en este enlace
コメント